LA CAMARERA QUE QUERIA SER ARTISTA

Como un día más, Anissa ahogaba sus deseos de ser artista limpiando las copas del bar donde trabajaba. Inmersa en un sueño en plena jornada laboral, se imaginó encima de un escenario en el que la música lenta y la fina lencería de un vestuario de estilo burlesque, la sumían en un profundo estado de excitación y comenzó a masturbarse. Pero aquella fantasía pronto se vió interrumpida por el mal genio de su jefe Danny, quien intentaba desanimarla recordándole que su trabajo era limpiar mesas. La paciencia de Anissa se acabó y de un empujón, sentó a su jefe y le demostró la artista que llevaba dentro. Encorsetada y colmada de lujuria, abrió sus piernas sobre el tieso mástil de Danny que se hincaba una y otra vez en el centro de su redondo culito, para demostrarle que además de servir copas, es toda una artista en el sexo.